Los que llevamos ya un tiempo…mucho! tomando fotografías, ya sea de manera profesional o aficionados, da igual para lo que os voy a contar, tenemos algo muy claro y es que el peso y la calidad no van de la mano. He estado toda mi vida, desde la fotografía analógica hasta hace aproximadamente 4 años y medio trabajando con cámaras réflex,con objetivos de todas las focales posibles, dependiendo del trabajo que tuviera que realizar y cuando aparecieron las cámaras sin espejo para mí, hubo un antes y un después, te explico:

ID: 35939Las cámaras reflex con las que trabajaba eran de sensor Full Frame con una prestaciones espectaculares y unas lentes impresionantes pero, vamos a obviar el precio, pesadas, muy pesadas. Cada vez que preparaba un viaje, cuando seleccionaba el equipo de fotografía era cuando salía lo peor de mí pues el stress me superaba debido a que no me planteaba facturarlo y cómo equipaje de mano me pasaba y mucho en el peso. Si el viaje era de fotografía submarina, que al peso del equipo había que añadir, carcasa, frontales, aros, flashes…etc, el stress se convertía en cabreo monumental grado 1.

Hace ya 7 años y medio, Olympus me ofreció la posibilidad de probar la primera OM-D, la E-M5 y me fuí al Hierro a probarla en tierra y en el agua con su carcasa submarina. Me sorprendió enormemente, aunque siendo sincero, había cosas que me “rechinaban”; no oír el ruido mecánico de una réflex en el disparo, (que era a lo que estaba acostumbrado), mirar por el visor y ver otra pantalla en vez de la escena en la “vida real” y algunas cosillas más, pero la valoración general fue mucho más que positiva y lo mejor, viajé con un equipo, muchos más objetivos, carcasa y todos los demás “cacharritos subacuáticos” y menos de la mitad de peso. Tengo que decir que estuve tentado de llevarme “además” mi réflex por si acaso, no lo hice pues no soy de las personas que no se atreven a salir de la zona de confort, de lo cual me alegro.

De esa primera E-M5 a la actualidad han pasado 7 años y pico y hoy 17 de Octubre de 2019 Olympus ha presentado la nueva OM-D, la nueva Olympus OM-D E-M5 Mark III, la tercera generación de la exitosa E-M5. Personalmente, tengo la Mark II y trasteando con esta me vuelve a sorprender por varios motivos que os voy a resumir:

Le han dado un rollo “vintage” que la hace, estéticamente, muy bonita. El grip de la cámara es una pasada pues tiene un agarre muy cómodo, con apoyo del pulgar y después de estar con ella buena parte del día haciendo fotos, sin colgármela de la correa (las odio), no se me ha cansado la muñeca, también es verdad que pesa un 36% menos que la MK II.

El procesador es el de nueva generación, el True Pic VIII,  que incorpora la E-M1X y la TG-6. Tiene un sensor 4:3, como es marca de la casa, de 20,1 Mpx. La rapidez de enfoque de esta cámara es simplemente “brutal”, no he tenido en mis manos nada que enfoque tan deprisa y tan preciso y esto es debido al procesador y a su autoenfoque por contraste y detección de fase con 121 puntos de enfoque que puedes seleccionar y llevarlo donde quieras enfocar con precisión, incluso mirando por el visor con el modo que te permite, con el pulgar, pasándolo por la pantalla táctil buscar la zona de enfoque con rapidez.  El estabilizador de imagen pasa a ser de 5 ejes y permite una estabilización de 5,5 pasos EV y 6,5 con objetivos Olympus IS (estabilizados). Esta estabilización permite hacer cosas increíbles como exposiciones de 2, 3 , 4 y más segundos sin trípode y con total definición y enfoque.

El visor electrónico OLED ya no “me rechina” pues tiene una resolución de 2,36 millones de puntos y un campo de visión del 100% con una magnificación de 1,37x. Si no quieres enfocar por el visor (por ejemplo bajo el agua) el LCD trasero de 1,04 millones de puntos ofrece una calidad de color excepcional y además ves la escena cómo se está produciendo en cuanto a luz, color, balance de blancos y puedes activar la detección de caras y te seleccionará hasta 8.

Los filtros artísticos son los que ya nos tienen acostumbrados en otros modelos, con alguna novedad, que nos permite lanzar nuestra creatividad hasta límites insospechados. He dado con otros fotógrafos que me dicen: “eso lo hago yo luego en post-producción y listo”, perfecto, yo lo hago directamente en cámara lo que me permite ver el resultado al instante, compartirlo y en mi caso, en los cursos, me da un plus por encima de otras marcas y cómo además disparo en RAW, el filtro lo aplica la cámara a un JPG que genera, pero sigo teniendo un archivo RAW con toda la información para luego revelarlo cómo me parezca.